La falta de vitamina d engorda
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En el hígado, las vitaminas D2 y D3, mediante la acción de enzimas pertenecientes a la familia del citocromo P450 (CYP2R1 vitamina D 25-hidroxilasa, CYP27A1 esterol 27-hidroxilasa) se convierten en 25-hidroxivitamina D (25-OHD o calcidiol o calcifediol), la forma de vitamina D más comúnmente encontrada en la circulación y la que se suele dosificar para evaluar posibles situaciones de carencia.
Cuando las concentraciones de calcio sérico descienden, las glándulas paratiroides liberan PTH, que en el riñón y la mucosa intestinal estimula la conversión de la vitamina D3 en su forma activa; ésta, a nivel de los tejidos diana, se une a los genes cuya acción global normaliza la concentración de calcio gracias a:
La homeostasis del calcio y del fósforo están entrelazadas y la vitamina D también estimula la absorción intestinal del fósforo y, por supuesto, la movilización del fósforo depositado a nivel del componente mineral del hueso.
Los suplementos de vitamina D, según los datos disponibles en la actualidad, no tienen ningún efecto en la prevención y el tratamiento de las enfermedades autoinmunes, aunque los resultados de los estudios epidemiológicos sugieren que mantener los niveles en el rango normal puede ayudar a reducir el riesgo.
Contraindicaciones de la vitamina d3
Los estudios estructurales han permitido identificar las dos formas de la vitamina D y que el ergocalciferol se forma cuando los rayos ultravioleta inciden sobre el ergosterol, su forma provitaminada de origen vegetal, mientras que el colecalciferol se produce por irradiación del 7-dehidrocolesterol.
En el caso de la deficiencia de vitamina D, las primeras alteraciones son: disminución de los niveles séricos de calcio y fósforo, lo que da lugar a un hiperparatiroidismo secundario, y aumento de las concentraciones de fosfatasa alcalina. Existen alteraciones en los procesos de mineralización con raquitismo en los niños no expuestos al sol y osteomalacia en los adultos no expuestos al sol, debilidad muscular[7], deformidad ósea en las enfermedades de los huesos y dolor[8]. Estudios realizados en 2006 sacaron a la luz cómo la deficiencia de vitamina D puede estar relacionada con el síndrome gripal: según el equipo de investigadores, la razón puede estar asociada al hecho de que esta vitamina estimula la producción de antimicrobianos en los pulmones. Otros estudios de 2009[9] correlacionaron la deficiencia de la vitamina, especialmente en la fase neonatal, con la aparición de esclerosis múltiple.
Baja vitamina d y ansiedad
En este artículo, vamos a profundizar en la importancia de esta vitamina específica dentro de una dieta sana y equilibrada, las consecuencias que pueden derivarse de una carencia y sus beneficios para el organismo, tanto en adultos como en niños durante sus primeras etapas de crecimiento.
La vitamina D3 y la vitamina D2, introducidas con los alimentos, de origen animal y vegetal respectivamente, o con suplementos nutricionales orales, se absorben en el intestino mediante un proceso de transporte pasivo similar al de otras vitaminas liposolubles.
Básicamente, una vez que llega al primer tracto del intestino delgado (duodeno), la vitamina D se incluye en vesículas formadas por agregados de lípidos hidrolizados por los ácidos biliares y, en esta forma, pasa a través del epitelio intestinal, donde se incorpora a otras vesículas llamadas quilomicrones, que pasan a la circulación linfática y, posteriormente, al torrente sanguíneo general.
Además de garantizar el mantenimiento de la salud ósea, la vitamina D impide que el calcio se deposite en otros tejidos del organismo, como los riñones, las arterias o los cartílagos óseos, donde podría provocar disfunciones y patologías graves (aterosclerosis, calcificaciones de los tejidos, etc.).
Para qué se utiliza la vitamina D
La vitamina D también tiene muchas otras funciones fisiológicas importantes para el organismo, como la modulación del crecimiento celular, el fortalecimiento y la regulación de las defensas inmunitarias y el mantenimiento de la función neuromuscular. Pero no hay más pruebas científicas que apoyen la hipótesis de que la vitamina D está implicada en otros trastornos, como las enfermedades autoinmunes y el cáncer.
Esta vitamina se encuentra principalmente en las verduras con hojas grandes y de color oscuro. En concreto, se encuentra en el brócoli, la achicoria, la acelga, pero también en la col negra y en las setas de champiñón, muy comunes.
En vista de las numerosas tareas y funciones de este valioso micronutriente, recientemente se han elevado los niveles de ingesta recomendados, precisamente para garantizar todos los beneficios del nivel correcto de la vitamina en el organismo.
El ILARN (niveles de ingesta de referencia para la población italiana) recomienda 10µg (400 UI) de la vitamina al día hasta el año de edad, 15µg (600 UI) para los niños, adolescentes y adultos y 20µg (800 UI) para los ancianos. La vitamina D se expresa como colecalciferol (1 μg de colecalciferol = 40 UI de vit. D).