Colágeno para los tendones
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El material publicado pretende proporcionar un acceso rápido a los consejos, sugerencias y remedios generales que los médicos y los libros de texto acostumbran a dispensar para el tratamiento de la tendinitis; dichas indicaciones no deben sustituir en ningún caso el consejo del médico tratante o de otros especialistas de la salud que traten al paciente.
¡ATENCIÓN! Es desaconsejable ejercer una fuerza excesiva con la gimnasia de estiramiento y fortalecimiento; además de generar dolor, pueden favorecer la rotura de un tendón especialmente delgado.
Tratamiento de la tendinitis: medicación, terapia médica y cirugía. Tratamiento y prevención de la tendinitis. El tratamiento de la tendinitis varía en función de los tendones afectados por la inflamación, de los síntomas y de los problemas asociados a la afección.
Vitaminas para los músculos y los tendones
Los llamados AINE, es decir, los antiinflamatorios no esteroideos, se utilizan a menudo para combatir la inflamación. Estos ayudan a reducir la inflamación y el dolor, como los dolores de cabeza, el dolor de muelas, la neuralgia o el dolor muscular y articular. Sin embargo, al tratarse de medicamentos, también tienen graves efectos secundarios que desaconsejan su uso a largo plazo.
En el momento en que los órganos y tejidos son atacados por un agente dañino, se inicia una fuerte reacción de vascularización, que tiene la misión de atacar al agente externo y eliminarlo mediante la sustitución y regeneración de los tejidos dañados.
La naturaleza le ofrece una serie de remedios en forma de plantas y hierbas para combatir la inflamación. Son antiinflamatorios 100% naturales que, por tanto, no tienen efectos secundarios si se toman de forma continuada y no dañan la mucosa gastrointestinal.
Esta última se manifiesta destruyendo el cartílago de las articulaciones afectadas; los omega-3 ralentizan (y detienen) esta destrucción. Actúan en paralelo sobre el dolor y los síntomas de la enfermedad, lo que permite limitar el uso de medicamentos.
Suplementos musculares y nerviosos
También son excelentes los alimentos que contienen betacaroteno o provitamina A (que se encuentra principalmente en el hígado, la leche, la mantequilla, los huevos, las verduras amarillas, naranjas y de color verde oscuro y las frutas: zanahorias, brócoli, tomates, albaricoques, caquis, melones, arándanos, melocotones, etc.). También deben incluirse semillas oleaginosas ricas en vitamina E.
La garra del diablo y el árnica son excelentes remedios tanto en gel como por vía oral. Estas plantas forman parte de la gran familia que podríamos llamar “antiinflamatorios naturales”. Entre ellas se encuentra la Spirea, un “salicilato vegetal”, una planta que tiene acciones antiinflamatorias, analgésicas y antipiréticas, porque inhibe la síntesis de prostaglandinas. Alivia los estados dolorosos causados por la artrosis, la artritis reumatoide, el dolor de las articulaciones, el dolor de muelas y el dolor de espalda y cuello. A diferencia del tratamiento farmacológico, esta planta no tiene acción ulcerígena (gastritis, úlcera).
También se pueden conseguir muy buenos resultados mediante la acupuntura para eliminar la inflamación. El dolor que ha superado su fase crónica se alivia en gran medida mediante la gimnasia energética china conocida como Qi gong.
Tendisulfur forte
Las cortisonas pueden tomarse en forma de comprimidos, soluciones inyectables (en la sangre, las articulaciones o los músculos), aerosoles nasales, aerosoles orales, cremas, geles o lociones. Los AINE, por su parte, están disponibles en forma de comprimidos, cápsulas, gránulos, soluciones inyectables, supositorios, colirios, cremas, geles o lociones.
Algunos antiinflamatorios pueden comprarse sin receta; son productos diseñados para un uso a corto plazo y para tratar problemas no graves. Sin embargo, a dosis elevadas, estos medicamentos sólo pueden ser recetados por un médico.
Los comprimidos, especialmente si se toman a largo plazo, pueden desencadenar un aumento del apetito que a menudo provoca un aumento de peso, el adelgazamiento de la piel o la aparición de acné, úlceras pépticas, la curación lenta de las heridas y el crecimiento en los niños, la debilidad muscular o los cambios de humor.
Además, quienes toman corticoides orales durante mucho tiempo corren un mayor riesgo de desarrollar diabetes, hipertensión, osteoporosis, glaucoma y cataratas. Por otra parte, los medicamentos con cortisona que se inhalan pueden provocar aftas en la cavidad oral, mientras que las inyecciones en las articulaciones pueden causar dolor e hinchazón. Por último, inyectados en una vena, los corticosteroides pueden, por el contrario, provocar trastornos estomacales o taquicardia, insomnio y cambios de humor.