Artritis reumatoide vitamina d

Artritis reumatoide vitamina d

Vitamina b12 y artritis reumatoide

Tampoco hay que confundir una patología de etiología multifactorial, como la enfermedad autoinmune, con otra causada por factores etiológicos concurrentes, como es el caso de las enfermedades de origen bacteriano, en las que el agente responsable, que es conocido, encuentra las condiciones para expresar su poder patógeno.

En condiciones normales, es decir, en condiciones de niveles circulantes suficientes, la vitamina D actúa sobre las citocinas, por un lado, impidiendo la producción de citocinas proflogénicas (IL-2 e INF-ƴ) y, por otro, promoviendo y amplificando el efecto de las citocinas antiinflamatorias (IL-5 e IL-10). En definitiva, la vitamina D previene la aparición de aquellas condiciones que favorecen las enfermedades inflamatorias y, en un sentido más amplio, las autoinmunes.

Numerosos estudios han identificado ciertos factores pronósticos asociados a un peor resultado radiográfico: erosiones tempranas, niveles elevados de reactantes de fase aguda o factor reumatoide (FR) o anticuerpos anticitrulina (ACPA). No sólo eso: algunos factores ambientales, como el tabaco, desempeñan un papel esencial en la patogénesis de la AR.

Vit de artritis reumatoide

Aunque el tratamiento farmacológico de la artritis reumatoide (AR) ha mejorado considerablemente en la última década, muchos pacientes siguen sin responder adecuadamente a la terapia o se vuelven resistentes a los tratamientos actuales.

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Un estudio presentado en el último congreso de la EULAR, celebrado en junio en Ámsterdam, parece respaldar esta hipótesis, al demostrar que la respuesta al etanercept, un DMARDb de eficacia probada en la AR, mejora a medida que aumentan los niveles séricos de vitamina D.

Para ello, se utilizaron en este análisis post-hoc los datos del ensayo tREACH, un ensayo clínico aleatorizado, multicéntrico y a ciegas, que había reclutado a pacientes diagnosticados de AR según los criterios de clasificación de 2010, que habían comenzado el tratamiento con etanercept en los primeros 12 meses tras el inicio del estudio.

De un total de 91 pacientes reclutados en tREACH, también se dispuso de datos sobre las mediciones de los niveles de vitamina D al inicio del estudio y a los 3 meses para 67 pacientes, la mayoría de los cuales eran mujeres (82%).

Síntomas neurológicos de la deficiencia de vitamina D

El mecanismo fisiopatológico básico implica al sistema inmunitario, que ataca las articulaciones. Esto provoca una inflamación y un engrosamiento de la cápsula articular, afectando también al hueso y al cartílago subyacentes.

El Colegio Americano de Reumatología no recomienda el uso de hierbas medicinales, debido a la ausencia de una base científica lo suficientemente sólida para demostrar su seguridad y eficacia como sustituto de los medicamentos convencionales. Además, recordemos que algunas hierbas medicinales, aunque se clasifiquen como “naturales”, pueden ser tóxicas o peligrosas.

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Sobre la base de los resultados positivos preliminares, todavía están en fase de prueba (es decir, todavía no se recomienda su uso clínico): el ácido boswélico, la curcumina, la garra del diablo, el Euonymus alatu y el Tripterygium wilfordii.

También hay pruebas contradictorias sobre el papel de los agentes estimulantes de la eritropoyesis (los que también se utilizan para tratar la anemia, como el hierro y el ácido fólico) en sujetos con artritis reumatoide.

Adiós a la artritis reumatoide

Así lo demuestran los resultados de un estudio transversal que preparan el camino para otros estudios de intervención aleatorios destinados a comprobar el efecto de la administración de suplementos de vitamina D en este contexto concreto.

En la literatura”, prosiguen los investigadores, “algunas publicaciones recientes han demostrado que el dolor en la AR podría estar parcialmente vinculado a procesos de sensibilización central: el bombardeo nociceptivo a largo plazo por parte de las articulaciones inflamadas y la sensibilización de los nervios periféricos por parte de las citoquinas (por ejemplo, TNF-alfa, IL-1 e IL-6) representan algunos de los posibles mecanismos para el desarrollo del dolor neuropático, aunque los factores de riesgo subyacentes aún no se han identificado completamente”.

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Debido a estas asociaciones postuladas anteriormente, que plantean la hipótesis de la existencia de una correlación entre la deficiencia de vitamina D y los síntomas neuropáticos, los autores del nuevo estudio se propusieron investigar si los niveles de vitamina D también podían influir en el desarrollo del dolor neuropático en aquellos pacientes con AR que pudieran tener una alta prevalencia del estado de deficiencia de vitamina D.

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