Qué son los nutrientes
Además, no podemos dejar de mencionar la acción de los ácidos grasos poliinsaturados, el zinc y la vitamina C. En el primer caso, los PUFAs son capaces de interferir en determinadas vías de señalización celular y, por tanto, reducir o incluso evitar la producción de células con funciones proinflamatorias.
Un alimento rico en sustancias antiinflamatorias, quizás de forma inesperada, es el brócoli. Al consumirlos, en efecto, nos abastecemos de glucosinolatos; éstos influyen, como ya se ha dicho, en una serie de procesos celulares al regular los niveles de los factores de transcripción, las vías de señalización, el ciclo celular y la apoptosis.
Por último, otros estudios han demostrado que las antocianinas del extracto de arándano pueden llegar a la corteza cerebral, el hipocampo, el estriado y el cerebelo, inhibiendo el deterioro de las células nerviosas y, por tanto, la progresión de las enfermedades neurodegenerativas.
Nutricionismo
La presencia de ácidos grasos saturados en el tejido conectivo y la matriz extracelular “fuera” del órgano adiposo, dentro de las células somáticas, ejerce una acción agresiva y degenerativa, deconstruyendo el tejido conectivo, la matriz extracelular y el sistema linfático de los órganos.
Mar 12, 2017 | Los efectos de los alimentos en el organismo – nutrición molecularLas moléculas de los alimentos contenidos en las comidas de los cinco días intervienen en la defensa de la estructura y función de las vellosidades intestinales (puertas por las que las moléculas de los alimentos entran en el torrente sanguíneo desde el intestino).
En los tentempiés recomiendo extractos (centrifugados) de verduras (80%) y frutas (20%), para obtener los hidratos de carbono, minerales, vitaminas y moléculas con acción sobre el ADN, con una reducción neta de la fibra alimentaria. La fruta y la verdura se toman en bocadillos en forma de extractos (centrifugados), sin fibra dietética.
yogur de leche desnatada g 200, o una taza de leche de soja o de leche de vaca desnatada, o un bote de yogur de leche entera (g 125), o de leche de cabra o de soja; – FRUTAS SECAS: 3 nueces o 5 almendras, o 5 avellanas.
Alimentación o nutrición
¿Qué comer durante la neumonía y el posterior periodo de recuperación? En estos casos, los alimentos no son sólo un “alimento reconfortante”, sino una verdadera arma adicional en nuestro arsenal para combatir la infección y promover una recuperación rápida y completa.1
De hecho, las deficiencias o los niveles subóptimos de micronutrientes tienen un efecto negativo en el sistema inmunitario y reducen la resistencia a la infección.1 En el curso de la neumonía, también se produce mucho estrés oxidativo en el pulmón debido a los llamados radicales libres que se generan en el curso de la infección.3 Podríamos imaginar los radicales libres como pequeñas canicas de metal que golpean nuestras células y causan lo que se denomina “daño por estrés oxidativo”.3
Las vitaminas, los minerales y los oligoelementos constituyen en conjunto los llamados micronutrientes;2 introducidos a través de los alimentos, y siempre importantes para apoyar las funciones fisiológicas normales del cuerpo, se vuelven indispensables durante las infecciones como la neumonía: lo que se come en estos casos es, por lo tanto, un factor extremadamente importante.
Nutrientes energéticos
Por lo tanto, está claro que es necesario crear las condiciones necesarias para garantizar la mejor eficacia posible del sistema inmunitario, aportando la energía necesaria, que es enorme en caso de infección, y las sustancias indispensables para la síntesis y el funcionamiento óptimo de todos sus elementos.
Se trata de una primera línea de protección cuyas células, gracias a los receptores de su membrana (PPR, Pattern Recognition Receptors), pueden reconocer a los agentes patógenos uniéndose a componentes característicos de parásitos, hongos, bacterias y virus conocidos como patrones moleculares asociados a patógenos (PAMP).
Los PAMP son estructuras que se encuentran exclusivamente en los patógenos y que están completamente ausentes en las células humanas: son ácidos nucleicos, lipopolisacáridos, lípidos y lipoproteínas, moléculas esenciales para la supervivencia de los microorganismos y, por tanto, muy conservadas y poco susceptibles de sufrir mutaciones que permitan al invasor escapar de las defensas del huésped.