Cena vegetariana para niños
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“¡Soy vegetariano, pero como pollo!”. – “Soy vegetariano o flexitariano a tiempo parcial. En casa comemos carne como mucho dos veces por semana”. – “¡Claro que soy vegetariano, pero como pescado!”. – A veces, cuando durante una conversación el tema central pasa a ser la comida o, para ser más precisos, se habla de eliminar ciertos alimentos, parece que todo es un gran caldero de teorías.
La palabra “vegetariano” viene del latín “vegetare”, que significa “animar”. Por esta razón, las personas vegetarianas sólo comen alimentos producidos por animales que aún están vivos, como la leche, los huevos, el yogur, la mantequilla, la miel, etc.
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A este respecto, muchos recordarán la película dramática estrenada hace un par de años por Saverio Costanzo, Hungry Hearts (Corazones hambrientos), basada en la novela “Il bambino indaco” (El niño índigo) de Marco Franzoso, que cuenta la historia de Mina, evidentemente aquejada de ortorexia, que expone a su hijo a elecciones alimentarias extremas, mientras que tendrán bien presente el ejemplo de la estudiosa Margherita Hack, que nació y se crió como vegetariana, y que ella misma es autora del texto “Perché sono vegetariana” (Por qué soy vegetariana).
Además, tanto la lactancia como el destete son momentos fundamentales para el crecimiento: hay que tener mucho cuidado si una madre vegana o vegetariana decide dar el pecho, porque el aporte nutricional puede ser insuficiente, sobre todo si ha tenido un parto difícil, en el que, por ejemplo, ha perdido mucha sangre.
En este sentido, juegan un papel fundamental los buenos médicos, los ginecólogos, los pediatras y los nutricionistas formados, que pueden asesorar a los padres de la mejor manera posible y que no se limitan a proporcionarles la pauta dietética habitual que han utilizado durante años, sino que estudian juntos opciones y fórmulas personalizadas, que deben llevarse a cabo con los controles necesarios, en nombre del respeto a la nueva criatura.
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Las directrices internacionales sobre las dietas vegetarianas en la infancia tienen diferentes recomendaciones y los estudios realizados hasta ahora que han evaluado la relación entre las dietas vegetarianas, el crecimiento infantil y el estado nutricional han tenido resultados mixtos.
“Los patrones dietéticos basados en plantas son reconocidos como un patrón dietético saludable debido a la mayor ingesta de frutas, verduras, fibra, cereales integrales y la reducción de grasas saturadas; sin embargo, pocos estudios han evaluado el impacto de las dietas vegetarianas en el crecimiento y el estado nutricional de la infancia. Las dietas vegetarianas parecen ser apropiadas para la mayoría de los niños”, dijo Maguire.
Aperitivos, bebidas gaseosas, embutidos, alimentos listos para cocinar o recalentar. En definitiva, todos aquellos productos alimenticios que entran en la categoría de alimentos ultraprocesados acaban de nuevo en el libro negro de los nutricionistas.
La dieta mediterránea, incluso a miles de kilómetros de distancia del Mediterráneo, una dieta sostenible y hecha a medida para cualquier persona, en cualquier parte del mundo, puede reducir el riesgo de infarto de miocardio e ictus en un 50% y el riesgo de diabetes en un 30%.
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A pesar de la suplementación con complementos y alimentos fortificados, existen pruebas de que muchos vegetarianos y veganos siguen teniendo deficiencias en nutrientes clave, como la creatina, cuya suplementación no conduce a una mejora de la función cognitiva, destacando sus niveles deteriorados en los vegetarianos en particular, causando una reducción del coeficiente intelectual y de la memoria. O la taurina, cuyos bajos niveles se han encontrado en la leche materna de mujeres vegetarianas y veganas y pueden perjudicar el desarrollo cerebral del feto.
Edita GenBioAgroNutrition, “un blog en apoyo de la agroindustria italiana, la dieta mediterránea y la investigación biomédica, contra la desinformación pseudocientífica”, que actualiza diariamente.