Síntomas de deficiencia de vitamina d
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¿Qué alimentos contienen vitamina A? En general, se recomiendan las verduras de color amarillo/naranja, como la calabaza, la naranja, el melocotón, la zanahoria, el albaricoque, así como la sandía, el tomate, la lechuga, la col, el perejil, la mantequilla y el hígado de bacalao.
Por ello, para recuperar la salud y aumentar los niveles de vitamina C en el organismo, es necesario abastecerse de alimentos que la contengan, como los cítricos, las fresas, los tomates, los pimientos verdes, la papaya, las grosellas negras, así como el brócoli, las espinacas, los espárragos y las acelgas.
Deficiencia de vitamina b12 y depresión
Las vitaminas liposolubles, en cambio, son sustancias similares a la grasa y, como tales, no se disuelven en el agua, sino que se acumulan en el tejido adiposo (tejido graso) y, por tanto, pueden causar problemas si se toman en dosis excesivas.
Estas deficiencias pueden deberse a la cocción prolongada de los alimentos a altas temperaturas, que provoca la pérdida de la mayoría de las vitaminas (especialmente las hidrosolubles) que contienen los alimentos frescos. O a su prolongada exposición a la luz y al aire, que reduce su contenido en vitamina A.
Luego están los hábitos alimentarios poco saludables que son la norma para muchos hoy en día, como el consumo inmoderado de cereales refinados y productos precocinados. Y el consumo excesivo de alcohol disminuye la absorción de todas las vitaminas B.
Un poco de ejercicio diario al aire libre nos proporciona vitamina D para los huesos, además de mejorar las funciones intestinales (y por tanto la producción de vitaminas B, K y biotina).
Deficiencia de vitaminas y síntomas
Cuando se trata de deficiencias vitamínicas en el organismo, y de suplementos vitamínicos en particular, el mundo se divide en dos macrocategorías: los escépticos y los que no pueden prescindir de ellos.
Aunque hace tiempo que se sabe que las vitaminas y los minerales son absolutamente esenciales para el buen funcionamiento de nuestro organismo, persiste cierta desconfianza respecto a los suplementos vitamínicos, vistos como caramelos para niños o, en el otro extremo, como la panacea de todos los males.
En el siglo XVI, los marineros que se embarcaban en las grandes naves que surcaban los océanos hacia los territorios de ultramar debían afrontar una dura vida de férrea disciplina, privaciones y tribulaciones varias.
La consecuencia, parece trivial decirlo con nuestros conocimientos actuales, fue una carencia muy severa de ácido ascórbico o vitamina C, que dio lugar a una terrible y letal enfermedad conocida como escorbuto.
Fue a partir de la observación de los síntomas en los marineros que sufrían escorbuto que James Lind, un médico escocés de la marina británica, realizó el primer “estudio clínico” preciso del que se tiene constancia hasta la fecha en 1747.
Deficiencia de vitamina b12 y dolor articular
El sistema inmunitario tiene la onerosa y fundamental tarea de mantener el cuerpo sano, defendiéndolo de la presencia de sustancias y microorganismos extraños. Las vitaminas y los minerales desempeñan un papel importante en el desarrollo de la respuesta inmunológica.
Entonces, ¿cuáles son las sustancias de las que nunca debemos prescindir para tener un sistema inmunitario vigoroso y siempre activo? En primer lugar, la vitamina A, y luego también la vitamina B6, la vitamina C, la vitamina D, la vitamina E, el ácido fólico, el hierro, el selenio y el zinc.
Las sales minerales son sustancias inorgánicas (sin carbono) esenciales para el organismo porque regulan el equilibrio de agua y sal, sin el cual muchos procesos vitales no funcionan correctamente.
Los oligoelementos, en cambio, han sido calificados por algunos estudiosos como “no esenciales” y, si se toman en dosis elevadas, son incluso tóxicos. Precisamente por ello, su ingesta diaria debe ser de unos pocos microgramos. Entre los oligoelementos se encuentran el arsénico, el bromo, el boro, el cromo, el germanio, el níquel, el silicio, el estaño, el vanadio y el tungsteno.